El método del caso

La señal en el ruido


Cada uno de los módulos cuenta con 8 casos.

Un total de 48 si completas el programa.

Los casos recogen las ideas de grandes pensadores, que ofrecen su siempre controvertido punto de vista. Algunos cuentan historias singulares. Otros desarrollan una teoría científica. Hemos filtrado los fragmentos de mayor interés. Encontrarás, en ocasiones, mensajes contradictorios. No es un error, en el diseño de carrera no hay verdades universales. Lo que es de gran utilidad para ti puede ser la ruina de otro. Todos los caminos cuentan. Todos las historias esconden una lección.

No debes temer la incertidumbre. Si sabes cómo gestionarla. La exposición positiva es nuestro método. En otras palabras, si quieres encontrar pareja apúntate a todas las fiestas. Entendemos el azar como un juego probabilístico en el que, aunque no puedas controlarlo todo, sí puedes darte una mayor opción de éxito. Busca en sitios inhóspitos. La información relevante (¡diferenciadora!) no saldrá publicada en un paper de Harvard, sino en el blog de un redneck de Alabama. Sé persistente y confía en el proceso. Con más referencias estarás mejor preparado para escoger en una encrucijada hoy desconocida. Operas en un entorno con información imperfecta. Significa que, antes de empezar, no hay manera de saber qué concepto te acercará a la carrera que quieres. Nuestra recomendación, por tanto, pasa por leerlo todo. Lee incluso aquello que no te interese. Nunca sabes qué idea te cambiará la vida.

Sabiduría atemporal en los ensayos de Michel de Montaigne:


Los libros son el mejor viático que he encontrado para este humano viaje.


Al final de cada texto hemos introducido una pregunta. Responderla te ayudará a comprender aquello que estemos discutiendo. Cardinal es un curso práctico y estos casos refuerzan la inmersión estratégica. Queremos que incorpores nuevos modelos en tus procesos mentales. Tú decides la manera de hacerlo. Puedes meditar largo y tendido sobre el fragmento seleccionado. O puedes contestar las preguntas y leerte el libro entero. Dejamos la elección a tu criterio.

¿Cómo consumir el contenido?

Detenidamente. Cuando encuentres un artículo distinto, sumérgete en él, intenta destilar los conceptos. Piensa cómo afecta el caso general a tu estrategia particular. Discute las teorías presentadas con un amigo. No te preocupes si termina alargándose el proceso. Tienes tiempo. Hasta el día que decidas jubilarte.

Recomendamos encarecidamente tomar apuntes de las lecturas. A tu manera: anotando frases dispersas o dibujándote un esquema. O subrayando sobre el mismo texto los párrafos que más llamen tu atención. Nos gusta este tuit de Naval: «Releer está infravalorado». El objetivo es consolidar el aprendizaje y generar un archivo de referencia, estando preparado para futuras encrucijadas.

Construye tu carrera leyendo.

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Poor Charlie's Almanack. Charlie Munger


Constantemente veo que las personas que triunfan no son las más inteligentes, a veces ni siquiera las más diligentes, pero las que tienen una mayor curiosidad por aprender. Se acuestan todas las noches más sabios de lo que se levantaron. Y chico, eso ayuda, particularmente cuando tienes un largo camino por delante. Son máquinas de aprender. Yo leo antes de ir a dormir, todas las noches. Leo mucho. Me gusta hacerlo. Una vez aprendí la lectura y algunas matemáticas básicas, ya no necesitaba al profesor. Prefería leer libros que pedir una explicación, porque ese profesor iría demasiado lento o demasiado rápido o me diría algo que ya sabía o que no tenía interés en saber. Me gusta aprender leyendo. Mira a [Andrew] Carnegie y [Benjamin] Franklin, fueron unos pocos años a la escuela, y después lo aprendieron todo por sí solos, leyendo. Lo que fuera que necesitaran, simplemente lo aprendían. No es tan difícil. Ahora imagina tener que hacerlo a la luz de una lámpara de gas, sin electricidad, después de un día de trabajo duro. Nuestros antepasados lo tuvieron más difícil.


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Elogio de la quietud. Pedro García Cuartango


Pasaba las tardes de verano sumido en Dostoievski, Tolstoi y Chéjov. No podía levantar la vista de los textos de esos autores hasta el punto de que mi padre me advertía del riesgo de volverme loco por tan peligrosas influencias. A pesar de ese consejo, la lectura no solo no me ha causado ningún daño, sino que me ha ayudado a vivir y a entender a mis semejantes. Pero siempre he leído por pura pasión, por el goce inmenso del tacto del papel y por la curiosidad de poder penetrar en los secretos de existencias ajenas o de viajar a confines lejanos. En unos tiempos en los que las redes sociales y las nuevas tecnologías han desplazado a los medios de información convencionales y en los que resulta cada día más difícil distinguir entre la verdad y la mentira, me parece necesario reivindicar los libros, los periódicos de papel y la lectura. Creo que ninguna persona que tenga el hábito de leer e informarse puede ser manipulada mediante la propaganda que invade nuestra intimidad.




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