Caso: Interés compuesto

Buffett + DeSteno + Ono + Turak + Kierkegaard


Este caso incluye reflexiones pintorescas. Conéctalas con tu carrera. Encontrarás, al final de cada fragmento, un link a la fuente original y algunas preguntas extra. Responde aquellas que llamen tu atención. Anota ideas desordenadas.

Revisa las instrucciones: El método del caso.

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Becoming Warren Buffett. Peter Kunhardt


Un día se me apareció un genio. «Warren, te voy a dar el coche que tú elijas. Estará aquí mañana por la mañana. Para estrenar. Es todo tuyo». Había, sin embargo, una trampa: este sería el único coche que tendría a lo largo de mi vida. Sabiendo que tenía que durar tanto, ¿qué haría con él? Bien, leería el manual unas cinco veces. Lo mantendría a buen recaudo. Y si hubiera el menor rasguño lo arreglaría de inmediato porque no querría que se oxidara. Esa es exactamente la posición en la que te encuentras con con tu mente y tu cuerpo. Solo tienes uno. Y tiene que durar toda una vida. Cuando eres joven es fácil despreocuparte e ir tirando. Pero si no los cuidas será todo un desastre. Lo que hagas hoy, ahora, determinará cómo funcionen tu mente y tu cuerpo dentro de diez, veinte y treinta años.


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Warren Buffett entendió de joven la teoría del interés compuesto. De aquí deriva gran parte de su éxito.


¿Cómo cuidar cuerpo y mente? ¿Qué otras inversiones realizarás con el foco en el largo plazo?


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La única manera de mantener tus resoluciones. David DeSteno


Las emociones sociales son la mejor herramienta. La gratitud y la compasión son emociones que promueven la vida social. Durante años he estudiado los efectos de las emociones en la toma de decisiones y el comportamiento y he descubierto que, a diferencia de la razón y la fuerza de voluntad, las emociones nos empujan, de forma natural, a ser pacientes y perseverantes. Cuando experimentas una emoción incrementa tu tasa de valoración futura, y el autocontrol deja de ser tu batalla, porque ya no necesitas aplastar el deseo de placer presente. La investigación sobre el autocontrol muestra que la fuerza de voluntad disminuye con el tiempo. A medida que tratamos de estudiar, trabajar, hacer ejercicio o ahorrar, el esfuerzo mental necesario para mantener esa motivación aumenta, hasta el punto en el que ya no es posible soportarlo.


Accede al artículo de David DeSteno


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En el largo plazo sufrimos un problema de indisciplina. Genéticamente no estamos programados para posponer la gratificación. Invertir en un plan de pensiones requiere un gran esfuerzo mental. DeSteno presenta un punto interesante: para ganar disciplina confía en las emociones sociales. La forma natural de posponer la gratificación, sin que comporte un esfuerzo, es a través de la gratitud. Anticipando tu inconsistencia temporal, puedes confiar en los mecanismos de compromiso (Ulises atándose al mástil o Hernán Cortés quemando las naves) pero el punto de DiSteno parece más sano. Esta frase de Jerry Seinfeld resume bien el artículo: «El amor es infinito. La voluntad finita».


¿Cómo utilizar mecanismos naturales para alcanzar tus objetivos? No es lo que defiende DeSteno pero, centrándonos en tu largo plazo, ¿es sostenible una apuesta basándote únicamente en tu fuerza de voluntad?

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Jiro dreams of sushi. Jiro Ono


Una vez hayas decidido una ocupación debes sumergirte en ella. Tienes que querer tu trabajo con todo tu corazón. Nunca quejarte de tu trabajo. Debes dedicar toda una vida a dominar una habilidad. Ese es el secreto del éxito y esa es la clave para ser considerado una persona honorable.


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David Gelb encontró una bonita historia en un pequeño restaurante de Tokio y decidió que quería contarla. Jiro es el chef y propietario del restaurante Sukiyabashi Jiro. Jiro es perfeccionista, cuida todos los detalles. Jiro no buscó activamente su pasión, trabajó hasta encontrarla. Una teoría ya presentada en el Módulo 1. Los valores orientales pueden sonar extremos, de otro siglo, pero esconden una verdad universal: las cosas solo se consiguen con persistencia y trabajo.


¿Qué inversiones en capital humano piensas realizar? ¿Qué habilidad podrías desarrollar a lo largo de toda una vida?


Fragmento del boletín:


Entiende la naturaleza del intercambio. Jiro sigue la política de no pagar a becarios pero sería un error analizar la transacción en términos monetarios. No siempre es una cuestión de dinero. ¿Cuál es el coste de oportunidad? ¿Qué obtienes tú a cambio? No es, ciertamente, una experiencia agradable. Jornadas tediosas de 14 horas y un clima laboral, sin feedback positivo, no validado por coachers emocionales. Te llamaremos stagier, si esto te hace más productivo, pero tu tarea consiste en fregar platos. ¿Merece la pena el sufrimiento? Sukiyabashi Jiro es la mejor escuela de cocina. No ganas dinero pero te llevas el aprendizaje, el prestigio y los contactos. Los economistas, cuando vemos una cola, recomendamos subir el precio. Tu salario de mercado puede ser negativo. Jiro, si quisiera, podría cobrarte las prácticas. Haz los números, verás que sales ganando.


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Secretos empresariales del monje trapense. August Turak


El desierto es la etapa más difícil en el viaje del héroe. El desierto es tan desafiante que cada año se venden millones de libros de autoayuda ​​en la falsa premisa que uno puede omitir la travesía leyéndolos. No hay atajos y las dificultades no siempre son obvias. Para el personaje de Anne Hathaway, la parte más dura del desierto no es su jefa implacable, es la soledad que debe sufrir porque nadie, ni siquiera su padre, entiende lo que está haciendo y por qué lo está haciendo. Es esta sensación de aislamiento la que hace que el desierto sea tan arduo. ¿Qué es lo más duro de ser un jugador en tercera división que ha cumplido ya los veinticinco y con su oportunidad en las grandes ligas todavía lejana? No es el salario bajo, los viajes interminables en autobús, la dieta de comida rápida o los agotadores entrenamientos. Es esa cacofonía de voces de amigos bien intencionados, incluso de su esposa, recordándole sin cesar que «si tuviera que conseguirlo, ya lo habría logrado» y que ya ha llegado la hora de «enfrentarse a los hechos». Es la agonía de estar acostado en la cama, noche tras noche, en un motel barato preguntándose si tienen razón: tal vez la vida le pase por encima mientras persigue un sueño en vano. Son esas inevitables y, sí, necesarias noches oscuras del alma, las que hacen que el desierto sea difícil, y es por eso que los monjes rezan con tanto fervor por el discernimiento que les llevará a la decisión correcta.


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El desierto es el gran reto del interés compuesto. Sin señales en esta travesía, solo podrá cruzarlo quien consiga convencerse primero. Lo contaba bien Larry Summers, economista y antiguo rector de Harvard, cuando decía que «las cosas tardan en llegar más de lo previsto, pero después ocurren más rápido de lo que esperabas». La fase del desierto es inseparable del viaje del héroe.


¿Cuál es tu apuesta en el largo plazo? ¿Cómo convencer a los escépticos? ¿Cómo convencerte a ti primero? ¿A qué te agarrarás tú para cruzarlo?


Turak divide en 6 etapas el viaje del héroe:


1. La llamada: la invitación a abandonar el camino marcado en busca de la aventura y, en última instancia, la trascendencia.
2. Resistencia a la llamada: la búsqueda de una esencia original, en tu interior, antes de dar el salto hacia lo desconocido.
3. El desierto: la intensa lucha personal. Una etapa que puede durar años. No hay atajos en el desierto. La parte más difícil del viaje del héroe.
4. La gran prueba: la tentación de usar el poder adquirido egoístamente, en lugar de favorecer propósitos desinteresados.
5. Muerte y renacimiento: la transformación del héroe. No merece la pena seguir buscando un mayor poder, pero se rinde a algo que tiene un propósito más elevado y digno.
6. Regreso: renuncia al viejo yo y abraza una nueva personalidad en beneficio de los demás.


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Temor y temblor. Søren Kierkegaard


En el pensamiento de Kierkegaard, el salto de la fe, que significa la entrada en la esfera religiosa, es la forma más elevada de individuación. Este salto es según el pensador danés el punto culminante de una existencia humana. Es la experiencia a cuya descripción se ha orientado toda su obra anterior. Hay vivencias límite que solo pueden experimentarse interiormente, que son demasiado vastas o intensas o subjetivas para poder transmitirlas o recibirlas mediante el lenguaje. Kierkegaard es consciente de este hecho. Sabe que la filosofía y la literatura solo pueden acompañar al lector hasta un cierto límite, y que como dice su compatriota Hamlet, «el resto es silencio». Algunos pensadores lúcidos han percibido la limitada capacidad comunicativa del lenguaje y de las ideas. Ludwig Wittgenstein señala con precisión el límite de la acción comunicativa y el inicio del misticismo: «De lo que no se puede hablar, hay que callar». Podemos seguir la experiencia religiosa de Kierkegaard hasta el punto en que las palabras dejan de significar algo comprensible. De ahí en adelante ya es todo misterio incomunicable por vía conceptual. La fe es irracional, empieza justamente donde termina el pensamiento.


El patriarca Abraham recibe la orden divina de sacrificar a su único hijo, Isaac, que es lo que más ama. Esta orden absurda y brutal, además de destrozar los sentimientos del padre, viola el principio ético que prohíbe los sacrificios humanos. Más aún: insta a infringir el deber supremo de cuidar a los hijos. Enfrentado a Dios en su soledad, Abraham carece de los asideros de la razón universal. No puede hablar porque nada de lo que pueda decir será entendido. Se le ha situado más allá del bien y del mal, se le ha apartado por completo de los hombres. Abraham experimenta la angustia de la posibilidad. Le corroen las dudas: es posible que la orden no sea realmente divina, que resulte un engaño maligno. Esta situación es extremadamente dolorosa, y siente el impulso de regresar a la esfera ética de la razón universal, donde resulta fácil determinar qué se debe hacer. Pero absurdamente asciende a solas con su primogénito al monte que Dios le señala para ejecutar el sacrificio. Kierkegaard revela la agonía de Abraham mientras es presa de la duda y las contradicciones, y como afirma contra los obstáculos emocionales y éticos la determinación de cumplir la orden que en su corazón siente que Dios le ha dado a él como individuo aislado. En el último momento, cuando Abraham ha superado ya en su interior la vertiginosa prueba de la fe incondicional, el Ángel de Dios detiene su mano ejecutora. Un cordero ocupará el lugar de Isaac en el sacrificio. Abraham, «el padre de la fe», experimenta en esta prueba inclemente una completa transformación interior. Desciende del monte convertido en otro hombre.


Kierkegaard afirma que si un individuo siente en su interior el llamamiento divino de obrar de un modo determinado, por incomprensible que resulte, el acatamiento de la fe deberá pasar por encima de todas las resistencias puestas por la razón, la comunidad, la psicología y los sentimientos. La fe obra y requiere una transformación interior del individuo, que pasa a experimentar el conjunto de su vida de un modo distinto y nuevo. La relación subjetiva con Dios obliga a enfilar un angosto y arduo camino de soledad. Se prescinde de toda garantía, de toda certeza, de cualquier compañía y aceptación humanas. El caballero de la fe no se distingue por ningún rasgo exterior. Toda su vivencia es interior y subjetiva. Tiende al silencio acerca de su secreto porque sabe que es incomunicable mediante palabras. No se preocupa por la aprobación de los demás, ni ambiciona éxito alguno. El caballero de la fe alcanza la paz y la convicción al cabo de una rigurosa trayectoria marcada por el esfuerzo y el tesón. Ha sobrellevado el sufrimiento en silencio. Ha padecido con entereza el dolor propiamente humano, el que experimenta toda persona, el físico, el psicológico y el moral. El exigente proceso de individuación, el acto de trascender con el impulso de la creencia subjetiva y apasionada el mero ámbito de lo dado, abre la experiencia que Kierkegaard considera suprema y definitiva: llegar a ser un individuo singular que mantiene una relación directa con Dios. Kierkegaard tenía muy claro hace un siglo y medio lo que la sociedad contemporánea ha descubierto mediante la práctica: el espacio original de transformación es el interior, la acción no puede prescindir de la experiencia íntima si se pretende que sea sostenida y significativa. Un pensamiento arraigado en la vida que respondiera de las acciones que desencadenaba. Esto era lo básico, lo fundamental. Después de las enormes abstracciones que se habían demostrado capaces de justificarlo todo, se necesitaba una filosofía personal, existencial. Incluso pensadores de signo ateo encontraron en la obra de este escritor religioso una poderosa inspiración para llevar a cabo su tarea.


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Accede al artículo de Pedro García Cuartango

El caballero de la fe es el personaje que representa la convicción ciega en un destino.


¿Cuál será tu salto de fe?




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